martes, 14 de octubre de 2008

el niño

Hace aproximadamente 15 años ,en una guardia del Hospital, tuve que atender a una paciente cuyo cuadro clínico no viene al caso, pero sí que repercutía gravemente en su vida. Tenía alrededor de 40 años y venía con un niño de 7, había pasado los 3 últimos días en un estado de hiperactividad contínua, hablando, visitando gente, comprando cosas que en gran parte eran innecesarias, apenas dormía, su actitud era socialmente inadecuada y a veces extravagante, su vestimenta y aspecto, igualmente reflejaban el caos interno que la dominaba.No era dueña de sí misma y estaba claro que habia que tomar medidas contra la voluntad de la paciente para que recuperara la salud mental o en caso contrario las consecuencias serían desastrosas.
Esto, en sí mismo ,no era algo inusual en las incidencias de una guardia.Lo que me llamó poderosamente la atención fué la criatura, desde el primer momento no pude dejar de reparar en él.La escena , a poco que uno tuviera corazón, era dramática: la mujer desbordada emocionalmente, reia, lloraba, gritaba ,besaba a su hijo, me hablaba, se perdía en un discurso sin idea directriz, en un estado de agitación.No dejaba que su hijo saliera o se separara de ella y éste se encontraba abandonado a la situación y no paraba de mirar a su madre, a mí, a su alrededor, indefenso, y sobre todo sin los recursos psicológicos y la madurez para poder soportar aquel acontecimiento.Sus ojos, su angustia ante una madre enagenada a la que no podía entender.Recuerdo que toda mi intervención iba dirigida de forma solapada a él, tratando que supiera que aquello tenía remedio y las cosas volverían a ser como antes.

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